Las décadas de 1950 y 1960 estuvieron repletas de disturbios y protestas violentas para la población
LGBTIQ+. Cansados de la opresión, la homofobia y la vulneración; lesbianas, gais, bisexuales y trans
protagonizaron el icónico primer disturbio en Stonewall, un pub en las calles de Estados Unidos.
El establecimiento del barrio neoyorquino fue el escenario del enfrentamiento hostil al que decenas de personas se unieron contra el sistema violento y las redadas policiales de aquella época.
Un 28 de junio, miles de personas concentran color, diversidad y orgullo en las calles de al menos 124 países en los que la homosexualidad ha sido despenalizada, una fecha para conmemorar el Día Internacional del Orgullo y la Diversidad.
Los disturbios de 1969 marcaron el inicio de la visibilidad LGBTIQ+ en todo el mundo, la existencia de la población empezó a emerger desde el oscuro y casi utópico sueño de un mundo mejor para todos. La lucha por una sociedad libre, justa y diversa se plasma en los seis colores de su bandera.
Para muchos, la marcha del orgullo representa una auto-separación de la sociedad, las ideologías han marcado grandes pensamientos al creer que la población requiere de entre 365 días del año, 1 para salir a las calles a modo de expresión, existencia y visibilidad.
Para la comunidad, el 28 de junio de cada año rememorar la historia y fortalecer la memoria social significa el camino constante de una sociedad exenta de estereotipos y prejuicios.
La homosexualidad ha estado presente desde la primera mitad del siglo XXI, y su conducta natural se muestra en más de 1 500 especies alrededor del mundo animal y vegetal; sin embargo, la homofobia trasciende los comportamientos humanos y alcanza altos rechazos e intolerancia entre la sociedad.
Fernando Guerrero
luis.f.guerrero.b@unl.edu.ec