Sin lugar a dudas lo más importante en estos tiempos de pandemia es seguir garantizando el derecho a la educación de los niños, niñas y jóvenes del país. En base a la reflexión educativa debemos promover una educación en base a la realidad que estamos viviendo.
El cuidado y bienestar superior de los niños no puede esperar. Empecemos diciendo que existen diversidad de familias y estudiantes que se encuentran en condiciones muy desiguales. Escuchar por tres horas de clase la videoconferencia, donde existe un monologo de una persona frente a una pantalla, no es lo mejor pedagógicamente hablando. El currículo en tiempos de pandemia debe ajustarse sobre todo a la experiencia de aprendizaje y a la nueva ‘normalidad’. En los niños y jóvenes debe predominar la indagación y práctica de los aprendizajes, basta de teorías insignificantes o tareas sin sentido.
Gracias a los docentes que utilizan a las plataformas digitales como un medio y donde prevalece la comprensión lectora, razonamiento lógico y resolución de problemas, que desarrollan como máximo en 30 minutos. Los textos escolares debieron prohibirse este año para los niños y trabajar solo con fichas pedagógicas, hay que resguardar diversos aspectos de la inclusión educativa, hagamos lecturas integradoras del currículum.
Vamos a considerar que en un momento tan especial como el que estamos viviendo se necesita contribuir con miradas sistémicas, que permitan mirar el escenario educativo en su totalidad, prestando atención a aquellos elementos que resultan más sensibles y necesarios para una educación en estas condiciones de pandemia. Es tiempo de educar desde la realidad y de forma efectiva. Cambio y fuera.