Con los pies sobre la tierra

Que aún disfrutamos de los seis puntos que ganó Ecuador en sus últimos compromisos frente a Venezuela y Chile, de local y visitante, es una gran verdad, sobre todo el triunfo logrado en tierras araucanas, un terreno inconquistable para los ecuatorianos.

Los chilenos consideran esa derrota como una tragedia, como una pesadilla y otros calificativos más, incluso como un partido atípico (obvio, esperaban la victoria). Para el fútbol, fue un compromiso dentro de los parámetros de la normalidad. Que el visitante haya anotado primero, sucede cuántas veces y le tocó a Ecuador, que haya un expulsado eso pasa y le ocurrió a Chile, que se lesionen dos jugadores del equipo dueño de casa, también está dentro de lo normal.  Quizá lo anormal es que Ecuador haya desperdiciado tantas oportunidades de anotar.

La victoria ante los chilenos causó un desborde de emociones en los aficionados ecuatorianos, por ser una victoria inédita y porque nos aproxima al anhelo de clasificar a Qatar. Sin embargo, debemos ser muy mesurados en cuanto a lo que va a ocurrir en las cuatro fechas que restan para culminar el proceso clasificatorio. Ecuador rivalizará en casa con dos potencias: Brasil y Argentina y con dos rivales directos fuera de patio: Perú y Paraguay. Por el momento la tricolor se mantiene en un sólido tercer lugar con 23 puntos y un + 10 de gol diferencia que, a la postre, puede ser determinante. Hemos logrado una interesante diferencia de 6 puntos con los inmediatos seguidores: Colombia y Perú con 17, y de 7 puntos con Chile y Uruguay con 16.

Todavía no estamos clasificados, pero las aspiraciones están en camino. Debemos poner los pies sobre la tierra y pensar que cualquier cosa puede suceder en el epílogo de estas apasionantes eliminatorias. Dosifiquemos nuestras emociones: si logramos el pasaporte para el Mundial, será todo un suceso por haberlo conseguido con un grupo de jugadores de la nueva generación. Si no conseguimos el objetivo, quedará la satisfacción de contar con un grupo de futbolistas de un futuro muy promisorio.

Darío Granda Astudillo

dargranda@gmail.com