Así es, de Fabián Guerrero Obando

Así es, el poemario más reciente de Fabián Guerrero Obando, ha llegado a nuestras manos gracias a la generosidad de su autor y, tras su lectura, hemos quedado sacudidos y absortos ante la potencialidad de la brevedad, que ya es la impronta de este agigantado poeta que no cesa en su tarea autorizada de decir.

Tejidos como una especie de haikús, sus versos son como aquellas gotas de agua persistentes que caen siguiendo la misma ruta, una tras otra, y corroen la roca hasta descubrirla. Así nos pasa con estos versos que calan y no solo enseñan, sino que son espejos de cosas cotidianas dichas con una precisión que impresiona. Ni más ni menos, ningún verso sobra o queda faltando. Todo está colocado como si se tratara de una sentencia, poética por supuesto, empezando inclusive por el título: “Así es”.

El arte poético, la poética de Guerrero Obando se reduce, magistralmente, a un sentido de concreción que intima lo nóumeno con lo fenoménico de la existencia humana y lo que esta conlleva. Leemos, por ejemplo: “No es el cuchillo,/ Sino la carne.// El cuchillo no corta/No puede cortar.// Solo es un acoplarse/ Y un consentir”. O, también: “Una luna flaca/ Encorvada/ Cobra voz/ En la piedra enlodada/ De la noche// Pero la piedra no es la luna/ Ni lo será nunca”. Versos que palpitan hasta hacernos estremecer en una hermosa y perturbadora dicotomía de levedad-intensidad, acaso como laceraciones que expulsan y gritan por sí mismas, y que retumban en el eco o en el ego de quienes nos abocamos a ellas. Construcción notable, incisiva, categórica la de Guerrero Obando. Brevedad poética conjugada en tres partes: 1) Ese ojo yermo en el que uno se mira, 2) O el adiposo engaño del amor, y 3) Aunque no todo tiene un final o desaparece. Todas, resultado permanente de la capacidad y sensibilidad, como pocas, de decir lo justo, lo necesario, lo suficiente. En definitiva, una trilogía que nos conduce a un abismo del que, sorprendentemente, no queremos salir. ¿O será que no podemos? Curioso, pero real. Como estos poemas. Como su autor, a quien admiramos ampliamente. 

José Luis Íñiguez G.

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