Áreas de conflicto

En la actualidad, muchas parejas no se encuentran satisfechas con su relación, sin tener claro cuál es su génesis. La manera de afrontar los conflictos es variada y, por lo general, errónea. Palabras como “siempre” y “nunca” deberíamos borrar de nuestro léxico, nunca ayudas en casa, siempre llegas tarde, son expresiones que utilizamos continuamente y que a la larga traerán consecuencias perjudiciales para la relación de pareja.

No sabemos discutir, por ello, sale a relucir nuestra parte reactiva y el círculo negativo gana terreno. Deberíamos poner sobre la mesa de diálogo nuestros sentimientos para que nuestra pareja entienda cómo nos afecta; así, en lugar de decir esto me gusta, molesta o enfada de ti, deberíamos expresar frase como: estas actitudes que tú tienes me llenan de dicha, sosiego, paz, amor: cuando me dices que me veo bien, que soy importante en tu vida, etc. Por otra parte, estas actitudes tuyas me hacen daño, me lastiman: cuando llamas y dices que llegas enseguida a casa, pero no lo haces y apagas el celular, cuando no te percatas de que me he arreglado, etc.

Para muchas parejas ignorar el conflicto, mejorar nuestra situación a expensas de nuestra pareja, partir de premisas falsas, es el mejor camino, lo cual es un error ya que en una sana convivencia se analiza el origen del problema abordándolo asertiva y proactivamente. Si en más del 50% de las áreas que se detallan usted colabora, valdría la pena plantearse una situación más equitativa para superarlas, evitando que la relación se diluya: comunicación, demostraciones de afecto, celos, consumo de alcohol, tabaco y otras drogas, exceso de trabajo, economía, gastos, relaciones sexuales, infidelidad, ayuda en casa, filosofía de vida, educación de los hijos, ocio, relación con amigos y familiares próximos.

Francisco Herrera Burgos

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