He visto hacer alianzas entre agua y aceite, entre los que se criticaban y se odiaban, entre los que se veían como opuestos. He visto hacer alianzas con la “vieja política” a aquellos que decían ser parte de la “nueva política”. Esa vieja política que rechazaban de cacicazgos, de dueños de partidos, de organizaciones políticas que giran alrededor del típico líder mesiánicos, esa vieja política envuelta en familias puestas a dedo en distintos gobiernos, en la gestión de cargos, envueltas en cargos de corrupción. Esa vieja política que solo va mutando de partidos, pero que sigue teniendo el mismo capital humano. Esa vieja política que solo vela por sus intereses, pero no por los sociales, que reduce a la política a lo electoral. Esta vieja política ahora es alianza de muchos de los que dijeron son parte de la “nueva política”.
¿Las alianzas son malas? No, si tienen fondo y proceso. Si tienen agenda, planificación ideológica y de planes de trabajo reales para la propuesta de políticas públicas. Las alianzas son buenas si suman esfuerzos para lo venidero. Sin embargo, lo que vemos es lo contrario. Alianzas de una noche de conversación para la participación electoral. Alianzas para llegar por llegar a un puesto. Alianzas de la desesperación de estar en una elección a como dé lugar, ¿por qué tanta desesperación? ¿será que hay intereses económicos, vanidad?
Si no se rechaza esta forma de hacer política desde las organizaciones políticas de alquiler, de los candidatos a la vanidad, luego no nos asombremos de tener gobiernos locales mediocres. La vanidad y la mediocridad son lo último que muere en el mundo de los tontos. Si queremos una mejor política, se empieza desde el principio, se empieza siendo coherente en pensamiento y acción, se empieza no poniéndose en venta con cualquier plato de lentejas.
Una molécula de agua se comporta como si fuera un imán, mientras que el aceite se comporta de manera completamente opuesta. Esto se debe a que el aceite es un compuesto neutro que no tiene polaridad, lo cual hace que se imposible de diluir en agua. Aquí también interviene el concepto de densidad. Agua y aceite no se mezclan.
Pablo Ruiz
Tr