25-N

Este día se conmemora la lucha por la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, es importante dejar algunas percepciones, se cree que la violencia que existe es la que se ve, pero existen un sinfín que son silenciosas y dañinas.

Mucho se habla de que la violencia es eso, violencia y que la violencia de género es una situación de segregar o hacer que la violencia contra las mujeres sea más importante que la violencia de todo entorno, pero debemos entender que esta se da por el simple hecho de ser mujer.

La violencia inicia en los chistes sobre las condiciones o habilidades para desarrollar un trabajo “que un hombre haría mejor”, determinar que las mujeres solo debemos ser rezagadas a las cuestiones del hogar o que nuestra vida íntima sea motivo de conversación.

La violencia política que se da en redes sociales, dentro de los espacios en donde las mujeres alzan su voz para poder cumplir su trabajo, la violencia dentro de los entornos educativos, laborales, sociales, del hogar y la violencia que recibimos del Estado cuando sus representantes no nos dan respuestas claras.

Para combatir todas estas expresiones, que día con día nos llevan a normalizar las conductas violentas; debemos entender que esto nos implica a todos y es responsabilidad de cada uno.

Observar que cada día los números de muertes violentas se incrementan, pues desde 2014 a 2024 han existido 785 feminicidios en el Ecuador, una cifra que puede parecer poca, pues detrás de ella existieron innumerables denuncias de todo tipo de violencia.

Ver menos mujeres al frente de los espacios de poder y más mujeres rezagadas, más niñas en época de escolaridad dentro de sus hogares “haciendo lo que una mujer debería hacer”, o en el diario vivir escuchando comentarios como: “que las mujeres somos enemigas de otras mujeres”.

La lucha histórica nos permite alzar la voz, porque hemos conseguido mucho, pero nos falta demasiado. Porque nada sería de nosotras sin nuestras antecesoras y nada será de las que vienen tras nosotras si hoy no decidimos hablar.

Debemos luchar por las olvidadas, por las silenciadas, por las mujeres que el Estado olvidó y por las que tienen miedo a realizar actividades cotidianas. Queremos un país que reduzca sus números y que las mujeres no sean solo una cifra que se olvida con el tiempo, que ser mujer no sea un acto de sobrevivencia.

Verónica Capelo N.

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