Una realidad a medias tintas

Para muchos ecuatorianos el momento político que está viviendo el país, es observado como otro episodio más de la vida democrática del país, sin que por parte de estos se preste la verdadera atención que el momento amerita.

La realidad es palpable y no solo se trata de elegir un nuevo gobernante que rija el destino del país, se trata de libertad y democracia. Los sucesos que estamos viviendo nos obligan a premeditar el voto, más allá de un deber cívico. Tenemos que entender que nuestra sociedad y futuro como lo concebimos están en juego.

Los ecuatorianos nos hemos acostumbrado a elegir por elegir, sin sentarnos siquiera unos pocos segundos a premeditar, si tal o cual candidato cumple o no con la integridad moral y ética para el manejo de la cosa pública, o por lo menos su preparación y capacidad lo califican para administrar las instituciones del estado en benéfico de los ecuatorianos.

Muchos estamos defraudados de la clase política, eso es entendible, la realidad y la historia así lo establecen, nunca se ha contado con verdaderos estadistas que denoten diferencia en el quehacer político del país, a lo mejor estoy equivocado y por ahí algún desafortunado que nadie pretende recordar, se me pasó de alto, por su puesto, por sus buenas acciones, porque por malas, hay montones.

En los últimos años el fenómeno se ha agravado, el ciudadano sin distinción de clase social, observa al populista corrupto, como la nueva tendencia políticamente hablando, sin premeditar siquiera las consecuencias que de esto se derivan, efecto sin duda, de una sociedad educativa y culturalmente en decadencia.

“No importa que robe, mientras haga obra”, es la nueva posición ciudadana y bajo este lema no interesa derecha o izquierda, simplemente intereses.

Pablo Ortiz Muñoz

acuapablo1@hotmail.com