
Los transeúntes que se atreven a pasar por la acera, junto al río Malacatos, en el tramo de la calle Rocafuerte y 10 de Agosto, en el centro de la ciudad de Loja, deben soportar olores nauseabundos, originados por orinas y excrementos, tanto de personas como de mascotas. Los árboles de allí son usados como letrinas.
Asimismo, la acera, cuya regeneración la están pagando todos los lojanos, está llena de basura y en franco deterioro. Las autoridades municipales tienen la última palabra.