Un reencuentro de exlasallanos lojanos que fortaleció una amistad

El trabajo de casi seis meses, realizado por los organizadores, logró congregar a casi todos los exalumnos de La Salle que dejaron sus aulas en 1972.

La cita se cumplió durante todo un día, en un espacio rodeado de naturaleza y vívidos recuerdos de una niñez dejada atrás, pero que sigue palpitando en los corazones.
La cita se cumplió durante todo un día, en un espacio rodeado de naturaleza y vívidos recuerdos de una niñez dejada atrás, pero que sigue palpitando en los corazones.

Sin lugar a dudas, la amistad es un sentimiento inherente al ser humano que perdura en el tiempo y cuando ese vínculo se inicia en la infancia generalmente termina cuando dejamos de existir. Este afecto es como el gran roble: mientras más viejo, más fuerte y robusto… más noble o como el buen vino: mientras más añejo, mejor… su aroma y sabor endulzan el alma.

Promoción 1966-1972

El sábado, 7 de octubre de 2023, se llevó a cabo en la ciudad de Loja el reencuentro de excompañeros lasallistas, promoción 1966-1972. La cita fue en la reserva ecológica El Madrigal, por el Parque Nacional Podocarpus, y contó con la presencia de más de 60 participantes de distintas provincias del país. El trabajo de casi seis meses, desplegado por los organizadores, rindió sus frutos al congregar a casi todos los exalumnos de La Salle que concluyeron los estudios primarios en 1972.

Fue gratificante ver reflejada en los rostros la alegría, al poder estrechar las manos y abrazar a alguien con quien no se ha tenido contacto en mucho tiempo; el desconcierto al no poder reconocer a quien no se ha visto en 50 años como sucedió en algunos casos; la sorpresa al mirar los cambios que el tiempo ha ejercido en nuestros cuerpos.

Pudimos comprobar que en realidad la amistad es como una brasa que permanece prendida eternamente, a la que le hace falta solamente una pequeña brisa para que se convierta en llama nuevamente. No importa cuántos años pasen, basta un encuentro fortuito para que renazca y se agigante.

Nuestras risas, nuestros llantos

Los recuerdos afloraron espontáneamente, y uno llevaba inevitablemente a otro, sucediéndose como una cascada inagotable que refrescaba la memoria. El cerebro trabajaba a mil, buscando en sus archivos los chistes, las anécdotas, las vivencias, las picardías, los apodos, y todo cuanto nos pudiera hacer regresar a esa edad inocente en nuestra querida institución, en cuyos ventanales, patios y muros seguro quedaron grabados nuestros gritos, nuestros cantos, nuestras risas, nuestros llantos.

 La felicidad flotaba en el aire, la empatía reinó durante el día, y aunque la vida nos ha llevado por distintos derroteros, todos pudimos disfrutar de un acto que vivifica el alma, anima el espíritu y renueva esos lazos de amistad que nos atan desde la niñez, estrechándolos si es que el paso del tiempo los ha distendido, hasta convertirlos en nudos inalterables.

Un reencuentro para guardarlo en la memoria

Sin lugar a dudas nuestra amistad se vio fortalecida y este reencuentro seguro es uno de los momentos más importantes que guardaremos en nuestra memoria. Será hasta la próxima… si Dios lo permite. (Autor:  Hans Moser)

PARA SABER

El cuarto reencuentro se cumplió el sábado, 7 de octubre de 2023.

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