La batalla está entablada en nuestro país en una «guerra interna» entre las fuerzas del bien y del mal,» entre la corrupción y la honestidad».
En esta lucha que se libra día a día y que empieza con la denuncia fundamentada, que aporta con elementos de convicción para determinar un hecho doloso en determinadas esferas del Estado, que el pueblo vaya tomando conciencia de que el sistema está corrupto y que por lo mismo se hace urgente y necesario un cambio o reestructuración total de las estructuras administrativas, sociales, económicas, políticas, las que en la actualidad se encuentran tomadas por audaces y oportunistas que saquean las arcas del Estado.
En la actualidad se han hecho serios cuestionamientos sobre contratos públicos, el uso y abuso de los bienes estatales para promocionar la campaña electoral que se avecina, nombramientos de funcionarios al margen de la Ley, tráfico de influencias, coimas y cohecho, salvo raras excepciones.
Los corruptos al amparo del poder transitorio que ostentan pretenden humillar y acanallar a los auténticos periodistas que no han vendido su pluma, para favorecer al colega, al compañero, al amigo, porque están convencidos de que no se puede ser desleal con el pueblo que ha confiado y confía en la seriedad e imparcialidad del trabajador de los medios honestos de comunicación.
En Ecuador se vive bajo la presión constante y la represión abierta o veces solapada de los directivos de las instituciones que han sido señaladas como corruptas y los periodistas honestos que trabajan en ellas son la piedra de tope, por considerarlos a su juicio desleales, pretendiendo vanamente con ello cambiar la conducta de quienes no se amedrentan ante el peligro, porque libre y voluntariamente eligieron esta profesión, no para quemar incienso al tirano ni para adular hipócritamente, sino para dar a conocer al pueblo hechos que deben corregirse inmediatamente.
LUIS MUÑOZ MUÑOZ