Las grandes frases

Entre las muchas noticias tristes que nos asaltan en los últimos días la más triste de todas es la matanza vil que bajo el civilizado nombre de «guerra» se libra en el oriente medio. Los fanatismos de lado y lado impulsados por hombres que se creen los únicos poseedores de la verdad y respaldados por otros hombres que tienen como única verdad el ejercicio del poder, han llevado a la generalización de los actos más atroces. Tales actos son reivindicados en las redes sociales y en los grandes medios de comunicación como cruzadas por ideales sagrados, por grandes aspiraciones religiosas, por banderas, por pueblos, por todo cuanto más aprecia la imaginación humana y que, en este caso, se limita a grandes frases, a palabras repletas de sonoridad, doradas con tintes de orgullo y rellenas con vanidad y mentira. Las grandes frases son capaces de justificar todo. Desde las pantallas de la televisión soberbios gurús económicos decretan la riqueza de pocos y la terca miseria de muchos. Opinadores a sueldo extienden su dedo acusador y con frases huecas y repetidas, pero no por ello menos efectivas, condenan aquellas ideas que contradicen la ortodoxia de sus patrones. Las redes sociales ponderan los libros que generalizan falsedades y críticos que no los han leído los recomiendan a un público que tampoco los va a leer, lo importante radica en las grandes frases que se utilizan y que son lo último que queda en la mente del internauta. Toneladas de palabras inútiles, repetidas por troles incansables son el ruido de fondo que acalla y uniformiza el pensamiento de varias generaciones. El horror, la muerte y la destrucción quedan atrás cuando aparece el siguiente meme divertido, esa consabida píldora de palabras que diariamente calma nuestras conciencias y nuestros temores.

Carlos García Torres

cegarcia65@gmail.com

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