Se ha dicho y con propiedad que en Loja hay “gente buena para todo y en especial para lo bueno”. ¿Será entonces que por ser tan buenos y a ratos indiferentes nos falta más de todo? Permitimos que no haya asomo de una gestión preocupantes, decisiva, exigente y oportuna, viviendo en una realidad seccional de antaño, de espaldas al enorme bostezo en que se ha convertido la gestión de los gobiernos para Loja; o será también por nuestra esquivez y lentitud para exigir lo que tenemos derecho como ecuatorianos.
A pesar de todo, la consulta popular del domingo 16 despertó tal interés y entusiasmo en los electores lojanos que nos deparó una sorpresa: el Sí gana en la ciudad y parroquias del cantón Loja, y el No en el resto de los 15 cantones de la provincia, lo que nos permite advertir que en Loja ganó el Sí y el No.
Pero más allá del resultado hay sectores que se preguntan ¿Por qué ganó el Sí en Loja? Los motivos serían varios pero el votante lojano lo hizo en particular por las preguntas B y C. En el casillero B sobre la eliminación del financiamiento estatal para los partidos políticos, la respuesta fue, al que quiere celeste que le cueste. Y en el C dijo Si, para romper la inercia de decepción que siente por los representantes lojanos en la Asamblea Nacional, no de hoy sino de siempre. Con la reducción de legisladores Loja elegiría uno, cuatro sería un desperdicio.
En definitiva, si respondió bien o mal, lo que nos deja la consulta popular es la expectativa sobre lo que vendrá con el manejo del país, que está viviendo de la esperanza. Que el presidente reflexione sobre el mensaje del domingo 16 donde el pueblo ecuatoriano le dijo No-boa, porque “en la democracia la grandeza del poder no está en imponer, sino en comprender”.
Como Loja se convirtió en la ciudad y provincia del país donde ganó el Si y también el No, que el Gobierno recuerde que Loja también está en el mapa del Ecuador, esperando que el desarrollo llegue a todos.
Adolfo Coronel Illescas