Educar con amor

El primer docente de un niño son los padres, entonces una vez que empieza esa responsabilidad de educar con amor, pero sobre todo con enfoque y carácter, entran a una labor que no termina hasta que su legado y ejemplo se cristalice, pero como el ser humano nunca deja de aprender a aprender, esa responsabilidad de enseñanza perdurará toda su vida.

Es imprescindible que, como padres y docentes, en estos tiempos actuales invadidos de tecnología no descuidemos ese «sistema de botonera táctil», ya que puede convertirse en una forma de vida, en dónde niños y adolescentes empiecen a creer que las cosas de la vida se dan a la misma velocidad y los problemas se resuelven de la misma forma que se ve tras una pantalla digital.

Esta nueva generación encontró todo hecho, disfrutan de esa realidad a tal punto, que cuando no se pueda apretar un botón táctil por falla del computador o celular, a los más chicos les agarra un berrinche, los adolescentes se deprimen y su proceso de formación traerá aparejado una eterna inmadurez y los adultos empiezan acordarse que tienen una familia, un hogar esposo, esposa e hijos y amistades que cuidar.

Es importante saber actuar de forma correcta cuando un “iluminado”, “inluencers e influyentes” que usan la tecnología para estar cerca de ti, de tus seres amados y en especial de tus hijos y les digan cómo manejar una situación, tu diles los que inventaron la pantalla táctil fueron los del siglo pasado y lo dejaron como uno de los primeros legados para tenerlos dormidos y moldeables a su conveniencia. Y en eso no se equivocó Albert Einstein.

Hay mucho que aún nos falta dar y nuestros hijos y estudiantes mucho que aprender. Seamos los primeros en darnos cuenta de esto. En la naturaleza, cuando hay mucho de algo, falta de otro, y viceversa. La ley universal es el equilibrio, y en ese lugar el único dueño de la pantalla táctil es usted. El equilibrio es sabiduría que no está en los libros y plataformas sociales, solo se transmite con amor y paciencia que va de generación en generación.

Geovanny Criollo