El pasado14 de mayo se cumplieron dos años, medio tiempo, de administración del actual alcalde Franco Quezada Montesinos y los concejales, varios alineados con el titular y otros ejerciendo su derecho a la oposición. En este lapso los cuestionamientos a su gestión son varios, porque las obras aún no marcan la diferencia con administraciones anteriores; es evidente el descontento en el seno del propio organismo que ya planteó un pedido de revocación del mandato del alcalde por parte de Santiago Erráez que, curiosamente, los integrantes de la mesa calificadora, integrada por algunos concejales que criticaban el accionar del alcalde, la desestimaron. Ahora hay otra planteada por un ciudadano, que está en trámite pero que, parece que no ha despertado mayor interés, lo que hace pensar que Franco Quezada, entre sueños y pesadillas, terminará su periodo.
Es evidente que la ornamentación de la ciudad se ve bastante desmejorada, comenzando por el parque Bernardo Valdivieso (Central) que debe lucir impecable y no con esa pueblerina tribuna de madera por la calle Bolívar, que genera desagradables comentarios. Si los ciudadanos quieren ocupar el parque para descansar, están las bancas. Aparte de ello se ha dado la mala costumbre de organizar eventos de distinta índole con levantamiento de tiendas de campaña y chinganas para exhibir productos e incluso animales. No se está descalificando esas actividades, sino el lugar en donde las realizan. Hay otros parques, plazas y avenidas que, por su amplitud, ofrecerían espacios idóneos.
El problema del agua potable parece interminable, sobre todo en los barrios altos. Se habla de permanentes daños en las tuberías (ocasionadas por el invierno) que llevan el agua desde las fuentes hasta la planta distribuidora. Hay barrios que han soportado hasta un mes sin agua sin que la distribución a través de tanqueros haya sido oportuna. Muchas calles están con múltiples baches: ocasionalmente las llenan, de manera antitécnica, con asfalto que, al rato, se desprende. Muchas veredas también están en el olvido. Ojalá le alcance el tiempo para construir el puente de la Imbabura, de seguro le recordaremos por eso. En el ámbito cultural poco se sabe de la acción municipal; hasta los domingos cívicos que eran motivadores se suspendieron.
Darío Granda Astudillo
dargranda@gmail.com