De las incoherencias de Guillermo Lasso

“El pobre no tiene nada, una madre de familia a cargo de dos, tres hijos viviendo con un dólar al día, ella es pobre, el dueño de un tractor (no es pobre) tiene un instrumento de trabajo”. Estas son las palabras del presidente con las que responde a sus opositores manifestando que ellos no son pobres y que por lo tanto ellos no representan a este sector, él por otro lado, con su 52,36% de votos y sus varios millones de dólares en el banco al parecer sí es un fiel representante de la pobreza en el Ecuador.

Aun así, sorprende que este representante de estos sectores vulnerables tenga estas declaraciones “…todos los ecuatorianos, el más modesto de los ecuatorianos es dueño de un terrenito… de una casa…de un barco pesquero…de una finca…”. Y de repente, como por arte de magia, bajo el propio concepto del presidente, resulta que en el Ecuador no hay pobreza.

Lo que en realidad sucede es que a veces al presidente le conviene que la pobreza exista y a veces no, pues debe mantener la fachada de que gobierna para todos y no para los más ricos. Cuando se trata de quitar dinero a la educación pública, de atacar a la Conaie, de justificar su perverso plan minero y la destrucción de la naturaleza ecuatoriana lo justifica con la existencia de la pobreza. Cuando se trata de quitar el impuesto a las herencias, una medida que solo beneficia a un sector de la población que tiene esa posibilidad, entonces, de repente, en Ecuador no hay pobres.

La careta de buen samaritano de Guillermo Lasso cada vez se cae más.

Alex Samaniego

@AlexSMA21