De la revocatoria a la remoción

Cualquiera que sea la figura legal el fin es el mismo, quitar una autoridad electa que la mayoría votó e intentar corregir lo que esa mala decisión finalmente ocasionó.

Loja termina siendo el ensayo y a su vez el resultado, de lo que una aventura populista puede hacer en el servicio público, Estropearlo. Más cuando se trata de una sociedad ávida de crítica, demandante de resultados, pero muy corta de acciones.

Y aunque ésta Remoción se festeje en la opinión pública, en el ambiente de la autocrítica se desvanece la “mea culpa”.

Ya no hay defensores del modelo populista, ahora todos son críticos de ésta misma alcaldía, incluso cuando participaron juntos en la misma lista. Será que nos vuelve a pasar lo de la Picoita.

Y aunque la revocatoria y la remoción pueden ser comparables, el antecedente, el contexto y probablemente el desenlace son cosas cuestionables. En tres palabras: al primero se lo revocó por prepotente, abusivo y autoritario, mientras que al segundo lo remueven por incompetente, lerdo e improvisado.

Por lo visto las medias tintas no es propio de los lojanos, pasamos de la academia y el autoritarismo a la cancha de ‘voley’ y el chabacanerismo. No es lo mismo el servicio público, que servir en el ecuavoley jugando con público.

Pero la vida es un vuelto y Loja es un pañuelo, en menos de un año volvemos a la política del ruedo, donde seguramente van a estar ahí las caras que ya conocemos, y pese a que la gente siempre demande que quiere cuadros nuevos, la elección se polarizará entres los que ya sabemos.

Y antes que pase aquello recuerden: Si me engañas una vez la culpa es tuya, pero si me engañas dos la culpa es mía.

Jorge Ochoa Astudillo

jorge8astudillo@gmail.com

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