¡Arde Quilanga, la tierra del mejor café del mundo!

Permítanme desde estas líneas expresar mi solidaridad en estos momentos de desastre que han golpeado duramente a nuestros queridos paisanos. ¡Quilanga arde! y una chispa de angustia arde también en cada uno de nosotros, inflamando esos rescoldos que traspasan la añoranza de pertenencia a un mundo natural. Es devastador ver cómo el fuego incontrolable destruye el primer hogar del ser humano.

De los muchos comentarios que se han hecho sobre el tema, nos remitimos a preguntar cómo, en pleno siglo XXI, poblaciones supuestamente civilizadas no somos capaces de acabar con fenómenos tan destructores.

Entretenidos como estamos en los problemas del momento complejo en el que vivimos, hemos olvidado el cuidado del planeta. Acontecimientos como el ocurrido, nos ponen frente a la necesidad de trabajar en la prevención, la educación ambiental y la planificación de una política forestal gubernamental adaptada a la situación de cambio climático que ya padecemos.

Somos una familia humana con un destino común ¡Unirnos es nuestra mejor elección! asumir el reto de juntos construir una conciencia ecológica integral, unos valores éticos, unos fines humanísticos y un renovado sentido de ser para crear una sociedad global y sostenible, fundada en el respeto a los derechos humanos universales, a la naturaleza, la justicia, y con una cultura de paz como horizonte.

«Si no se ponen de acuerdo la gran rueda parará, la alegría se irá al cuerno y nosotros a la par», decía cantando Alberto Cortez. Solo juntos podremos sobrevivir en el planeta tierra, la Pachamama, nuestra buena, generosa y provisoria madre y Casa Grande.

Zoila Isabel Loyola Román

ziloyola@utpl.edu.ec

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