Recientemente, en EE.UU., el presidente Daniel Noboa, ante sus similares de varios países y gente de empresa dijo que “Ecuador vive un caos que no se pensó que llegaría a tanto”. Diera la impresión que, a nuestro querido país, para nosotros y para muchos extranjeros, el país más hermoso del mundo, le hubiese caído las siete plagas de Egipto. Veamos:
Por un lado, la naturaleza nos reprende con un estiaje sui géneris no vivido en más de 60 años, con evidencias que llevan a la desesperación a los agricultores y ganaderos que tienen que ver, entre lágrimas, como la producción de sus campos se han perdido y cómo sus ganados y otros animales domésticos se mueren de sed y de hambre. Obvio, los precios de productos agrícolas, cárnicos y afines, se han disparado por las nubes.
Por otro, aunque dicen que la naturaleza es impredecible, sin embargo, lo que está ocurriendo con las hidroeléctricas y los cortes de hasta diez horas de luz, sí era predecible. Lamentablemente no se puso el pie en el acelerador y la sequía nos ganó antes de tomar cualquier tipo de mitigación. El país pierde millones de dólares por cada hora de suspensión del fluido eléctrico. En esta parte, falta una comunicación sincera y fluida desde el gobierno, para decir la verdad “sin dorar la píldora”, de manera que no nos mantenga con falsas expectativas, cuando la penumbra por los apagones ya nos cayó encima.
Además, pirómanos con cerebro nefasto y pernicioso, están incendiando al país. Los últimos eventos, vividos en Quito, apuntan a que gente malvada quiere elevar la crisis emocional del pueblo, provocando estos incendios, para frotarse las manos y pensar en posibles réditos políticos, ante la proximidad de las elecciones 2025. De seguro vendrán los discursos llenos de retórica y mentiras, prometiendo, como siempre, cambiar la vida de los ecuatorianos.
Y, para cerrar este panorama tan desolador que vive nuestro país, seguimos con una delincuencia organizada para el narcotráfico y sicariato que, a diario, y a vista y paciencia de la gente, mata a sus víctimas con brutalidad, sobre todo en la región litoral y, principalmente, en Guayaquil. Dios salve al Ecuador!!!
Darío Granda Astudillo
dargranda@gmail.com