En la mañana escuchaba una charla de filosofía aplicada, un argumento me llamó la atención “uno de los valores que se deben defender más hoy en día es la contradicción”. Es decir, si día a día no ponemos en tela de duda las cosas que creemos, las opiniones que tenemos, por qué pensamos lo que pensamos, somos apenas seres inertes que nos dejamos llevar por la masa.
En política es similar. La contradicción nos permite evolucionar e identificar las mejores opciones que pueden conducir los caminos de una ciudad o de un país por contraste. La contradicción supone la confrontación de tesis, para ver cuál explica mejores las cosas. Por ejemplo, si yo creo que soy de izquierdas ¿soy de izquierdas porque me dijeron que la izquierda es lo mejor, porque mi familia es de izquierdas o porque la propuesta de izquierdas es la que mejor puede transformar la realidad? el mismo proceso se puede hacer con alguien que se considera de derechas, etc. Sin embargo, hasta que no generemos contradicción interna y externa, siempre estaremos cegados por lo que creemos es mejor, siempre seremos la rama que cae con el riachuelo. Y en política ser la rama, es tener una ciudad o un país sin rumbo, dándose a piedrazos de acuerdo a la corriente y al día que toque, cuidado.
La contradicción sirve para combatir el peor mal en política: más vale malo conocido, que buenos por conocer. Esto denota el conformismo absoluto. ¿Se imaginan nuestros ancestros diciendo, “la tierra es plana”, “sí es plana, siempre será plana”, sin contradecir nada y perdiéndose la mitad del mundo? ¿Se imaginan a nuestros ancestros pensando en que somos el centro del universo, no contradiciendo esa idea, y perdernos de explorar las estrellas?
Lo mismo pasa en política, ¿se imaginan, si no nos contradecimos las nuevas formas de convivencia social, las nuevas formas de democracia, las nuevas formas de hacer política para construir juntos mejores proyectos de vida, que nos perdemos? Para eso sirve la contradicción, para que cuestionemos esta realidad en busca de mejores realidades.
A contradecirse para una mejor ciudad y país.
Pablo Ruiz Aguirre
pabloruizaguirre@gmail.com