En algunos países desde hace algunos años se viene socializando el criterio de Integridad Electoral, entendiéndose ésta como un conjunto de normas, principios y cumplimiento de etapas debidamente planificadas que permitan la ejecución de la actividad electoral con transparencia, oportunidad, celeridad, precisión en la administración, entre otros principios rectores. Para conseguir la integridad electoral, a estos principios le sumaría la importancia de que todos los actores que intervienen en el ciclo electoral puedan cumplir los roles que les corresponden y lo hagan con total responsabilidad. Por su parte, el Consejo Nacional Electoral, cumpliendo su papel de ser el ente rector en materia electoral, ejerciendo gobernanza, dando certezas y seguridad jurídica en sus actuaciones; los candidatos y organizaciones políticas, realizando una campaña limpia, con propuestas y respectando las reglas que la norma le dispone; los medios de comunicación, informando oportunamente, dando espacios igualitarios a los diferentes candidatos y no priorizar la información de unos frente a otros; y, finalmente la sociedad civil, participando en el proceso electoral, siendo observadores, veedores y principalmente acudiendo a las urnas a legitimar a quien deba ganar las elecciones.
Parece lejano que en Ecuador podamos tener una verdadera Integridad Electoral, pero se debe seguir insistiendo y exigiendo, pues alguna vez debemos alcanzar una democracia de respeto, propuestas y sobre todo participación.