En el ocaso de su vida, los más golpeados en todos los órdenes son los adultos mayores, quienes no tienen ni han tenido la protección del Estado, aunque la publicidad gubernamental manifieste lo contrario.
A estos grupos vulnerables hoy en día se les está negando los préstamos que otorga el Banco del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (Biess), bajo el imperio de sutiles pretextos que no tienen fundamento ni resisten el menor análisis.
En Ecuador, al contrario de Europa, a los jubilados se los discrimina y se los trata como ciudadanos de última categoría, se los discrimina en vez de protegerlos para que tengan una vida digna y una muerte tranquila como corresponde a cualquier ser humano en sus últimos momentos.
La atención que estamos recabando y la exigencia que se los atienda en sus préstamos en el Biess no es un privilegio, sino un derecho adquirido, luego de haber entregado sus mejores años al servicio del país y haber coadyuvado al desarrollo de la Patria en todos los ámbitos.
Nadie cumple con la atención que merecen los adultos mayores, solo hay ofertas, pero de allí a la realidad hay una distancia inconmensurable. Los cambios biológicos en nuestro organismo son naturales y ocurren inexorablemente porque somos seres biológicos marcados por una herencia genética, esto no entienden los políticos ni los gobiernos de turno y mientras no lo entiendan seguirá el ludibrio para nuestros mayores.
Es necesario trabajar por la eliminación de los estereotipos y prejuicios, comenzando por nuestros propios hijos y nietos, así como en los medios, para que no lleguen a la sociedad mensajes obsoletos y negativos, sobre nuestros adultos mayores y considero que es una tarea primordial y urgente resolver este complejo problema de los préstamos para los jubilados antes de que sea demasiado tarde. Es necesario dotar a este grupo vulnerable de una vida digna.
Luis Muñoz Muñoz