Todo empieza en casa

Los niños vuelven a clases presenciales y de a poco todo regresa a la “normalidad” en nuestro país. Esa “normalidad” en la que ciertos hogares delegan la responsabilidad de formar a sus hijos e hijas a los centros educativos, creyendo que son los encargados de blindar y brindar las herramientas necesarias para que aprendan el arte de vivir y enfrentar las sorpresas de la vida.

La formación en el hogar es una responsabilidad indelegable que empieza con el ejemplo y más aún cuando los primeros años son esenciales para inculcar valores y principios que luego marcarán el futuro profesional y personal de quienes hoy son solo unos niños o niñas. Pero qué tipo de ejemplo les estamos brindando si inundamos las redes sociales advirtiéndolos sobre el bullying en las escuelas o “criticando” comentarios violentos contra la mujer en un programa deportivo, pero al mismo tiempo somos capaces de «bullear» y criticar a la alcaldesa Viteri por su apariencia, su peinado y lo que decidió hacer con su vida privada. Acaso intentamos inculcar valores como la solidaridad y empatía, lanzando expresiones llenas de xenofobia a nuestros hermanos venezolanos o fomentando inconscientemente la corrupción celebrando la viveza criolla de un niño o niña.

Sin valores éticos y principios no quedará nada, solamente delincuentes corruptos y malas personas. Bajo este contexto es urgente incluir en nuestros hogares, una formación adecuada a nuestros niños y niñas, donde el ejemplo sea su principal “arma”, si queremos exigir hombres y mujeres con sentido de responsabilidad capaces de ser honestos, justos y solidarios, dispuestos a contribuir en la superación de nuestra sociedad.

Andrés Sigcho

andres_575@hotmail.com