Con los decretos presidenciales 284 del 10 de diciembre y 286 del 13 de diciembre del año en curso, el presidente Lasso va dando forma a sus promesas de campaña; sin adoctrinamientos, sin pedir apoyos condicionados, sin señalar a nadie; a esto se añade que dará paso a una comisión anticorrupción. El primero de enero de 2022 entran en vigencia.
En el 2018 el salario básico unificado fue de 386 dólares, en 2019 de 394, años 2020 y 2021 se mantuvo en los 400 dólares, según la tabla de incremento salarial este aumento es el más alto en ocho años y es equivalente a la suma porcentual de los últimos cuatro. En definitiva, mantiene la sensatez sobre el tema, no se puede alzar salarios a capricho ya que la tasa de desempleo y subempleo es muy alta en el país y al indexarse con este aumento varios rubros, endeuda más a este sector de la población. Aunque existe una tabla salarial y se manifiesta legalmente quienes son los que deben ganar este sueldo base aquí en su mayoría los empleadores sin distingo pagan esta cantidad, algo que los del ministerio de Trabajo deberían ir a corroborar para frenar esta clase de explotación disfrazada a la que la gente accede porque peor es lo otro. Así mismo, la superintendencia de control de mercados debe vigilar que los artículos primarios no suban de precio, un mal que la ciudadanía sufre sin hallar una verdadera respuesta y solución.
Los créditos al uno por ciento y a 30 años plazos son vistos con buenos ojos, pero se nota un escepticismo a priori, porque lastimosamente estos beneficios no siempre van para los que en verdad necesitan y se utilizan para lo que en realidad se solicita, los mandos medios por décadas son los que de manera antojadiza la mayoría de las veces ponen vistos buenos a los créditos y a los que se bonifican. Se debería exigir que toda la banca pública y privada entregue esta clase de préstamos.
También se espera que la comisión anticorrupción sea transparente y no una cortina que beneficie a culpables. Hay silencios que gritan.
Ricardo Guamán Araujo
Twitter:@EMDLS