No estás solo, créeme

Hay momentos que cambian el rumbo de tu vida sin previo aviso.

Hace poco, mi esposa recibió un diagnóstico médico que alteró nuestra rutina y nuestra certidumbre -lo comenté en la edición del 14 de julio 2025-. Desde entonces, las prioridades cambiaron y los días se hicieron más lentos.

Al principio decidimos vivirlo en silencio, convencidos de que podíamos resolverlo por nuestra cuenta. No por orgullo, sino porque uno suele pensar que “de estas cosas se sale solo”. Hasta que la noticia se filtró.

Y entonces, la red se activó.

Amigos, colegas, ex compañeros —incluso personas con las que no hablaba hace años— comenzaron a escribir, a ofrecer ayuda, a acompañarnos sin cuestionar. Algunos se organizaron por su cuenta para apoyarnos con los gastos médicos. Y ahí lo comprendí: una red no se mide por su tamaño, sino por la fuerza de su corazón.

Llevo años hablando sobre networking y liderazgo, pero esta vez lo experimenté desde otro ángulo: el de quien recibe, no solo el de quien da. Y créanme, es transformador.

Porque el verdadero networking no se trata de acumular contactos ni de aparentar fortaleza, sino de cultivar vínculos que florecen cuando más los necesitas.

Hoy estoy convencido de que la mejor inversión —en los negocios o en la vida— no es la financiera, sino la humana.

Cuando la vida se ponga cuesta arriba (porque llegará ese día), sabrás si invertiste en números… o en personas.

Marlon Tandazo

www.marlontandazo.com

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