Viven juntos desde hace cuatro meses, aproximadamente. En Loja, la mascota es su única compañera. Él es de origen jamaicano-brasileño. En Guayaquil, en 2020, le robaron todo, dejándolo literalmente en la calle.
En las calles de la ciudad de Loja las historias fluyen. Es común ver a ser humanos, especialmente extranjeros, caminar por el centro, llevando una serie de problemas a cuestas. Muchos de ellos van con niños y ahora lo hacen acompañados de mascotas.
Es el caso de Maximillian César Cavalcanti, un ingeniero ambiental, graduado en una universidad de Brasil, saxofonista, de 30 años, hijo de padre jamaicano y de madre brasileña. Él llegó a Loja hace alrededor de cinco meses y tan pronto arribó se encontró con una perrita callejera, de raza criolla, de unos cuatro años, a la que bautizó como ‘Sidarthia’.
Cinco años por Sudamérica
Maximillian César salió de Brasil hace cinco años. Viene de recorrer los países Uruguay, Argentina, Chile, Paraguay, Bolivia y Ecuador, donde llegó en enero de 2020, dos meses antes del brote de la pandemia del coronavirus.
En forma general, le encanta la gente ecuatoriana, particularmente su cultura, su vestimenta, así como los diversos platos típicos. Todo iba de viento en popa hasta que cuatro meses después de iniciada la emergencia sanitaria, en Guayaquil, lo asaltaron y, entonces, se le llevaron su saxofón, su mochila, su carpa, sus documentos personales y hasta dinero, dejándolo literalmente en la calle.
El atraco fue a eso de las 19:00, en el denominado Parque de las Iguanas, del Puerto Principal. Dos sujetos, a bordo de una motocicleta, se le acercaron, lo encañonaron y procedieron a desvalijarlo. En su cartera llevaba 250 dólares y un importe de siete mil en artesanías, aparte de su celular que le obsequió su novia, en Brasil, tres armónicas y, sobre todo, el saxofón, un recuerdo de su padre, de Jamaica. Con todo ello cargaron los maleantes.
Se encontró con la perrita
Ya sin su saxofón la situación empeoró para Maximillian César y es que, según cuenta, con este instrumento logró buenos réditos económicos en las presentaciones al aire libre, que le permitieron descansar en hoteles, pero hoy la situación se le complicó porque es poco el ingreso que percibe con su armónica, que debió adquirirla, a un costo de 30 dólares.
En Loja, un artesano le extendió la mano y le permitió que durmiera fuera de su local, bajo un techo, donde, al menos, no les toca la lluvia a él y a su inseparable compañera, ‘Sidarthia’.
‘Ella me encontró’
Uno de esos días que caminaba por la avenida Gran Colombia, ofreciendo música con su armónica, de pronto se le cruzó ‘Sidarthia’ y lo empezó a seguir. “Ella me encontró”, dice con una sonrisa. De aquello hace cerca de cuatro meses. Él la alimenta con croquetas, la tiene desparasitada y esterilizada. De esto último le agradece a la profesional de la veterinaria, Gabriela Cuenca. También le adquirió un collar.
Maximillian César es amante de los animales y no duda un minuto en rescatarlos cuando ve que están sufriendo, sea por maltrato de las personas o cuando ha sido atropellado por algún vehículo.
Espera reunir un pequeño capital para retornar a su país, Brasil, donde deberá tramitar nuevamente todos sus documentos porque acá en Ecuador se quedó “sin ayuda, sin instrumentos, sin dinero, en otras palabras, sin nada”, a no ser con ‘Sidarthia’, que lo acompaña en las buenas y en las malas, por calles, plazas y parques de la urbe lojana.
VOZ
“La mayoría de habitantes sudamericanos está juzgando a las personas que optan por viajar y que convierten a esto en un estilo de vida, fuera de un escritorio, de una sala, de un trabajo donde se ejerce la presión”,
“Perdí una hija. Mi novia estaba embarazada de seis meses. O me suicidaba o encontraba el camino correcto, entonces, Dios, desde 2015, me invitó a viajar”,
Maximillian César Cavalcanti
CLAVE
Este fin de mes cumplirá 30 años. Este día especial lo pasará lejos de su familia.