La paciencia tiene sus límites

Es cierto que este año el invierno en todo el país, y de manera especial en Loja, ha sido devastador y que los daños causados al sistema vial han sido incalculables y que aún se están sufriendo las consecuencias. En nuestra provincia, de manera especial, el punto crítico ha sido Nangora que colapsó en febrero y que, luego de cuatro meses, aún no ofrece garantías para un tránsito seguro.

Los meses de marzo, abril, mayo y junio han sido angustiantes para los habitantes del sur oriente de las provincias de Loja y Zamora: Malacatos, Vilcabamba, Quinara, Yangana, Zumba, etc., por las permanentes interrupciones del tránsito sin que las cooperativas puedan movilizarse, al igual que los vehículos particulares, con cuantiosas pérdidas económicas en los sectores agrícola y turístico. De igual forma, cientos de lojanos no pueden viajar a los valles en donde tienen sus propiedades para los fines de semana, porque la ladera de Nangora se ha vuelto impredecible ya que su estructura no es de roca sólida sino de pequeñas rocas movedizas que, el rato menos pensado, se precipitan a la vía con el consiguiente peligro.

Las promesas de rehabilitar la vía en ese sector han sido múltiples, incluso, desde el 7 al 21 de mayo se anunció un cierre total al tránsito que, casi en seguida, se contradijo con horarios de circulación que, por razones obvias, impedían el trabajo permanente de las máquinas (tractores, retroexcavadoras y volquetas). Llegó el 21 y el trabajo había adelantado un 10%: simplemente una burla, mientras tanto las autoridades de la provincia y ciudad: gobernadora, prefecto, alcalde y asambleístas parecían invisibles.

El martes 17 de junio, desde distintos lugares del sur, llegaron a la Gobernación en donde su titular, Alexandra Jara, en diálogo con los reclamantes y técnicos que trabajan, buscaron alternativas de solución: paso libre todos los días de 17h00 a 08h00; sábados y domingos, tránsito libre controlado. Pensamos que es una forma apurada de salir del problema porque con esta medida solamente se facilita el tránsito por el sector, pero quién garantiza la seguridad de las personas. Loja no merece vivir esta situación porque es una parte importante del país y es digna de mejor suerte.

Darío Granda Astudillo

dargranda@gmil.com

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