La corrupción del poder político no se traduce en el cometimiento de infracciones y delitos que son propios de la ética y el derecho común; ¡no! “Pancho Pueblo” esta tiene que ver con las estructuras pervertidas del Estado que han sido cooptadas por la anarquía intelectual que destruyó toda forma de hacer política en el Ecuador. Decía George Bernard: […] “No es cierto que el poder corrompa, es que hay políticos que corrompen al poder.” […] Quizá en nuestro país el tema sea aún más grave, pues ya no tenemos políticos en el poder sino narcopolíticos que ostentan el poder.
Para simplificar algunas definiciones podemos concluir que, etimológicamente, la palabra corrupción, viene del latin corruptus, que significa descomposición, desintegración, podredumbre. En el diccionario se define como cambiar la naturaleza de una cosa, si esto está asociado al poder, lo que se ha producido es una podredumbre del poder dentro de nuestro Estado. Tanto Platón como Aristóteles lo relacionaban con la “salud moral” y la incapacidad del poder político para alcanzar el bienestar colectivo. En un contexto más general, el politólogo francés Jean Pierre Thierry define la corrupción como un intercambio clandestino que permite obtener una ventaja ilícita. Transparencia Internacional la interpreta como el mal uso del poder encomendado para obtener beneficios privados. Luca Prodam manifiesta: […] “Dicen que el poder corrompe, pero hay que ver siempre quien es el que llega al poder, a tener poder. Quizá no es que lo corrompió el poder. Sino que siempre estuvo corrompido.” […] Los vicios del poder dejaron de ser efectos de politiqueros sin moral y buenas costumbres, en nuestro país el tema de la corrupción no está solo en las estructuras del Estado y sus funcionarios, está en la sociedad, en lo público y privado; en lo jurídico, en la seguridad; y, todo, asociado al crimen transnacional.
Una campaña electoral clientelar nos dará como resultado… una administración clientelar que, fomentará la incompetencia y facilitará la corrupción; además, desalienta a los funcionarios públicos más capaces y los vuelve habituales cómplices de los jefes de turno, perdiendo todo sentido de pertenencia institucional; para que esto cambie les deseamos: …buen viento… y buena mar.
Lenin Paladines Salvador
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