Eliecer Cárdenas Espinoza

Te lloramos. Mi familia y yo te lloramos Eliecer. No solo se llora por despedidas que por sí son tristes, también, por los recuerdos. ¡Qué recuerdos!

Tu niñez y la mía en la chiquita Cuenca de antaño, San Sebastián, El Cenáculo, el Parque Calderón, Pumapungo, las lagunas de Zorrocucho y las canciones revolucionarias junto al Tomebamba.

El mundo vivía el triunfo cubano y el hervor libertario de nuestra incipiente juventud nos llevó a leer en Marcha, gritar ¡Abajo los Yankis! y conformar la Juventud Revolucionaria del Azuay.

Cuando comenzábamos a vestir barba y llegaron los primeros amores, tú, yo y Gerardo Salgado y Espinoza, deletreábamos ardientes poemas de amor. Él, poeta ya laureado, tu comenzando con las primeras historietas, yo aprendiendo de los dos. Los tres amigos de siempre.

¿Te acuerdas de los “Comunistas de cafetín”, de los “Cabezones” y la coexistencia pacífica, ¿de los Nihilistas y de los agentes de la CIA?

Queda para siempre nuestra primera poesía, escrita en una noche de bohemia de los tres amigos, nació incompleta por un error, el licor o quizás las lágrimas derramadas mojaron la servilleta confundiendo las primeras estrofas, salvándose la última:

“También te amé sobre las avenidas; y en la luna de abril; y sentí repentino; que no había frío.”

Hemos asaltado los recuerdos como escribiste alguna vez.

Ahora que Dios nos ha separado, te has ido, pero no como muerte sino como vida para vivir AD PERPETUUM REI MEMORIA.

Jaime Vinicio Meneses Aguirre