Edad Media

Extraño la Edad Media, ese maravilloso periodo histórico donde todo era simple y sin complicaciones. Quién necesita electricidad, internet o derechos humanos cuando puedes disfrutar de las encantadoras pandemias y la justicia corrupta.

Extraño cuando, en lugar de hospitales modernos y medicinas, teníamos curanderos y sangrías. ¿Quién no extraña aquellos días en los que un resfriado común podía matarte? Sin mencionar la emoción de las pandemias que, aunque devastadoras, mantenían la población bajo control. La peste negra, por ejemplo, era una excelente forma de evitar la sobrepoblación, ríete de la Covid-19.

¿Y qué puede ser más atractivo que un sistema feudal? Vivir bajo el yugo de un noble rico que decide tu destino a su antojo es, sin duda, mucho más interesante que la tediosa democracia actual. Y mis favoritas, las cruzadas, esas encantadoras excursiones religiosas que fomentaban el turismo y el intercambio cultural, aunque de forma un tanto cruel.

¿Y la economía? Nada de mercados globales ni crisis bursátiles; solo el trueque y el comercio local. Quiero volver a intercambiar gallinas por ropa en lugar de usar aburridos billetes o tarjetas de crédito. Les cambio mi celular por 2 ovejas ¿alguien quiere?

Pero sin duda, lo mejor era la vida social. No había redes sociales, pero los juicios públicos y las ejecuciones en la plaza central eran eventos comunitarios que unían a las personas. ¿Quién necesita Facebook cuando puedes ver a las brujas de tus vecinas en la hoguera?

La Edad Media era un tiempo idílico, lleno de aventuras y simplicidad. Por desgracia, hemos cambiado mucho ¿o no?

Victoriano Suárez Álvarez

victorianobenigno@gmail.com

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