“Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie”. Es la forma más fácil de gobernar, y lo están haciendo ahora, en tus narices, con tus recursos, con tu “intelecto”, pero sin que te des cuenta.
Mantener al pueblo ocupado y entretenido, opinando y confrontando en la contienda semanal es la agenda. Los buenos contra los malos, los sabios contra los ignorantes, las personas de bien contra los demás. Y sea cual sea tu realidad, tú pensaras que estas en el lado correcto mientras defiendas al que gobierna, error.
Desde sentencias que se emiten con la facilidad de un plumazo, al cuestionable cumplimiento de las mismas con la alteridad de quien no quiere. Nos reunimos nuevamente a ver la burla de la ley y sus instituciones.
Unos escriben sobre blanco con tinta blanca, y otros poetizan el cumplimiento de lo dispuesto. En perspectiva ambos casos son una zumba burda a lo dispuesto en ley. En comparativa el verso prosaico gana al torpe plástico con tinta blanca. Y en el fondo tanto lo uno como lo otro son peripecias propias de quien no quiere cumplir la ley, pero lo hace muy a su pesar.
Ahora, como justificas la crítica al opuesto, si el argumento que tu defiendes es igual o peor a los yerros del mismo opuesto.
En verdad estas en contra del pasado o simplemente promueves un Gatopardismo lampedusiano, que garantice tu ofuscación permanente con tu adversario.
Efectivamente el poder no busca el cambio, solo convulsionar la sociedad de la que eres parte, y te enfrentas contra “todes”, cumpliendo el rol de un peón de ajedrez, para sostener instancias de arribismo y poder, de las que NO eres parte.
En el juego del poder, el pueblo pierde otra vez.
Jorge Ochoa Astudillo
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