Loja está viviendo sus festividades por la feria que se vive, las mismas que inician con la llegada de la Virgen de El Cisne. Se están llevando a cabo desde el primero de septiembre lo que llaman las noches del peregrino y terminan el día ocho, y el 14 de septiembre la feria de Loja.
Hasta ahí todo normal desde que Simón Bolívar por decreto impuso una feria binacional que de eso poco o nada, siempre ha venido a menos la otrora feria más grande del Ecuador y se han subido el precio de los boletos y de los espectáculos y en esta edición hay menos juegos mecánicos y el sesenta por ciento de las personas que adquieren sus puestos son los mismos de hace mínimo unos veinte años y como dato adicional se ubican en los mismos lugares, no hay variedad, se va por costumbre, están a los mismos precios y en algunas oportunidades los artículos más caros que lo que se compraría normal y más económico en algún otro lugar o almacén ya de “ feria” solo el nombre.
El problema es que en Loja no hay circulante la situación viene siendo crítica y se viene rumoreando la subida del precio del bus urbano, algo que los transportistas siempre aprovechan la oportunidad cada vez que hay alcalde nuevo.
Loja, no es cuna de trabajo, no hay industria y los pocos emprendedores viven endeudados hasta el cuello, hay una que otra excepcionalidad que no se sabe cómo es que tienen estabilidad, pero lo imaginamos.
Cumplieron cien días los honorables asambleístas y la mayoría de proyectos de ley las ponen por cumplir no hay nada que ayude a esta olvidada provincia, donde se siembra pobreza y polvo.
Formalmente va 37 días en el cargo la señora alcaldesa y en las entrevistas le preguntan temas que no maneja como la acción extraordinaria de protección que ha interpuesto el ex alcalde Quezada, se pone nerviosa y es ambivalente en responder si se sube o no el precio del transporte urbano, no conoce lo que hay que gestionar en el municipio. En tiempos de 4.0 por parte de las autoridades se necesita acción.
Ricardo Guamán Araujo
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