Estamos gobernados lamentablemente por los peores, es decir por psicópatas y sociópatas. Veamos: por un lado EE.UU. con su presidente y su séquito y la OTAN juegan con fuego y apoyan a Ucrania en la guerra que mantiene con Rusia. Aquellos aprovechan que Ucrania tiene como presidente un comediante, Zelenski, para proveerle de recursos económicos y armamentos nucleares; endeudamiento que luego será retribuido con creces, es decir con la explotación de la exuberante riqueza que tiene Ucrania (tierras raras y recursos superestratégicos). Apoyo insólito que lo único que logran (Biden-Zelenski-OTAN) es llevar al pueblo de Ucrania de la comedia a la tragedia; pese a que Ucrania ya perdió la guerra.
Por otro lado, Rusia con su presidente que sacó a relucir la “nueva doctrina nuclear” y lanzó un misil supersónico para amedrentar a sus oponentes. Resultado: hemos llegado al grado tal de involución del homo sapiens (que mejor homo stupidus) hasta el punto de depender (toda la humanidad) de una secta de psico-sociópatas que están en el poder provocando la tercera guerra mundial nuclear, de la cual los únicos sobrevivientes serán las cucarachas (Sagan dixit).
Frente a esta situación difícil proponemos un abolicionismo nuclear, esto es, intentar desnuclearizar el planeta tierra, aunque ya sea tardía la propuesta. Para desnuclearizar el planeta primero debemos abreaccionar la violencia, esa bomba de relojería en la que nos hemos convertido cada uno de nosotros.
Recordemos que la violencia pertenece al ser humano, la llevamos dentro y en la medida que una persona no está pacificada consigo misma y no sepa abreaccionar la violencia de forma defensiva, proporcionada, verbalizada y pacífica siempre será un agresor potencial, hará daño a los demás y se hará daño a sí mismo.
Tenemos miedo y esperanza ante las guerras, esto nos permite ver a las bandas de psico-sociópatas “correr como pollo sin cabeza” y hasta que estos caigan, muchos corazones se echarán a perder.
Jorge Benítez Hurtado
jabenitezxx@utpl.edu.ec