Hay lecciones que la vida te da sin pedir permiso, y algunas cambian la forma en que entiendes la fortaleza. A veces, llegan disfrazadas de desafíos personales y te recuerdan que las redes más poderosas no se construyen únicamente en los negocios, sino en los afectos.
El viernes pasado, un grupo de amigos organizó una fiesta para apoyar la batalla de salud que mi esposa y yo estamos enfrentando. Al cruzar la puerta del lugar, lo comprendí: no era una recaudación de fondos, era una ola de afecto. Ver rostros y sentir abrazos de amigos, ex-alumnos, colegas e incluso de desconocidos reunidos por una causa íntima, me conmovió. Fue la prueba de que el éxito va más allá de ser medido en facturación y/o seguidores, el éxito incluye la calidad de los vínculos que eliges. Por eso, escoge con sabiduría a tu tribu.
Durante años he hablado sobre construir relaciones (networking) y liderazgo humano, pero en esta experiencia descubrí algo valiosísimo: las relaciones sólidas no se activan en los buenos tiempos, sino cuando la vida se pone cuesta arriba; y, se construyen con «cuidado y mucho cariño». En los negocios y en la vida, los lazos auténticos son el capital más importante que puedes tener y/o acumular -capital afectivo-.
Esa noche confirmé que mi familia y yo no estamos solos.
Y entendí que aceptar ayuda no es debilidad, es un acto de fortaleza, liderazgo y confianza en los demás.
¡Hazlo ya!
No esperes una crisis para valorar a tu gente. Piensa en alguien que haya sido importante en tu camino y agradécele, sin pedir nada a cambio. Solo escribe/llama y agradece. El costo de «invertir» tres palabras («¿Cómo estás tú?») o un breve agradecimiento es minúsculo, pero el retorno en lealtad, compromiso y bienestar es exponencial.
Recuerda que las redes más poderosas no necesitan WiFi, solo un corazón dispuesto.
Marlon Tandazo Palacio
www.marlontandazo.com
Abrazos inmensos, desde el alma!