La experiencia chilena debe ser estudiada y debatida por quienes desean formar parte de la nueva Asamblea Nacional Constituyente, a fin de aprender de los errores que el pueblo chileno cometió después de dos intentos consecutivos de cambiar la llamada Constitución de Pinochet. Él reformó la Constitución para que se pueda consultar al pueblo si deseaba se instale una Asamblea Constituyente que redacte una nueva Carta Magna; los resultados: el 78% de los chilenos votaron a favor y hubo un segundo plebiscito para aprobar que sea una nueva Convención elegida por el pueblo la que construya los nuevos textos constitucionales.
Lamentablemente la influencia del socialismo del siglo XXI, hizo que la mayoría de integrantes pertenezcan a esta corriente de verdades inconcusas, inclusive retrógradas, lo que originó la construcción de una constitución apartada del modernismo y crecimiento económico mundial. Esta mala experiencia hizo que el pueblo la negara y lo propio sucedió en un segundo intento. Esos errores debemos aprender. Lo cierto es que las Constituciones solo deberían contener las reglas básicas que hagan posible que las sociedades vivan en paz. Desde un punto de vista liberal, debería definir los roles y límites del Estado, establecer las reglas del juego y fijar los principios y derechos fundamentales. Todo lo demás debe estar a cargo de los procesos políticos conforme a sus realidades y en consonancia con la evolución del mundo moderno. Debería dejarse suficiente espacio para que las administraciones de diferentes tendencias gobiernen y apliquen políticas públicas. Si esto no se logra, cada partido o coalición diferente que llegue al Gobierno siempre tendrá incentivos para buscar cambiar la Constitución otra vez.
El otro caso que nos debe llamar la atención es el peruano. En diez años ha tenido siete presidentes: 1) Kuczynski en 2018; 2) Vizcarra fue declarado vacante su cargo en 2020: 3) Manuel Merino, duró pocos días; 4) Francisco Sagasti, quien termina ese período; 5) Pedro Castillo en 2021, decidió ilegalmente disolver el Congreso, lo cual le costó el cargo; 6) Dina Boluarte gobernó hasta la semana próxima pasada y; 7) El presidente del Congreso peruano sucede a Boluarte. Cerrando así este círculo largo de inestabilidad; sin embargo, la economía peruana, gracias a su sólida Constitución no ha sufrido alteraciones y ha seguido en franco crecimiento; para que emulemos este sistema les deseamos: …buen viento …y buena mar.
Lenin Paladines Salvador
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