Aunque al país le han caído todos los males y antes que este cruel destino termine haciéndonos marchar al cementerio, el presidente Daniel Noboa, intenta entre otras estrategias una consulta popular para que el pueblo le permita elaborar una nueva constitución; desde luego al margen del paro nacional que exige un diálogo para superar los conflictos, los intereses y la violencia.
Mientras tanto y por merecerlo conviene recordar la grandeza del sentimiento nacional expresado en lo más grande que tiene un pueblo, su cultura musical y dentro de ella el pasillo ecuatoriano que tiene su día especial de celebración, creado mediante Decreto Ejecutivo el 1 de octubre como el Día Nacional del Pasillo Ecuatoriano, reconocido por la Unesco en el 2021 como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Designación y declaratoria que debe ser valorada y festejada por todos los ecuatorianos, porque el pasillo se lo siente y canta en todas las regiones, particularmente en Loja, dueña de un patrimonio de cultura erudita por sus características muy propias, su forma de hablar, pensar, escribir, pintar y cantar.
La oportunidad es propicia para que los lojanos, herederos de un talento artístico y de un pasillo único en el país deberían preocuparse porque este sentimental y armonioso género no desaparezca, sabiendo aún más que el pasillo cuando llegó a Loja sin saber de dónde vino aquí se le dio refugio, afecto, calor y cobijo. Y aquí se quedó para que nuestros artistas y compositores le den un estilo único.
Lamentablemente nos estamos despreocupando de lo nuestro. La producción artística de Loja no trasciende. Es urgente examinar nuestros hechos y actitudes a fin de encontrar apoyo y devoción a una realidad que nos mantiene con una imagen nacional de éxito, la cultura, la música, que es su potencial y fortaleza.
Y siendo referente de nuestra identidad hay que recordar que el pasillo tiene su día especial (1 de octubre) para cantarlo con más sentimiento, amor y corazón.
Adolfo Coronel Illescas