¿Qué es más valioso: un diamante o un vaso de agua?

Un diamante tiene un costo superior; es más, el agua se puede conseguir hasta “gratis” en la naturaleza. Pero si estamos en un desierto, ¿cuál tiene mayor valor?

La Paradoja del Diamante de Adam Smith nos enseña las diferencias entre el valor de uso y el valor de cambio. En nuestra sociedad, el valor de uso se le resta importancia y muchos prefieren llevar una vida ocupada para generar ingresos y adquirir bienes que, por falta de tiempo, no se pueden disfrutar. Estar siempre ocupado se ha convertido en la forma de vida habitual, y disfrutar del tiempo con los seres queridos ha perdido importancia. Otros incluso prefieren obtener dinero de manera ilegal, perjudicando a muchos y poniendo en peligro a sus familias, tan solo para disfrutar el momento y tener serios problemas en el futuro.

Si bien es importante poder cubrir nuestras necesidades, y no hay que satanizar el darnos algún lujo, no se puede poner al dinero por encima de todo aquello que nos hace felices. La culpa de todo está en la falta de valores, en las comparaciones absurdas con los demás y en esa necesidad ilógica de tratar de parecer en vez de ser.

Al final del día, debemos recordar que la verdadera riqueza no se mide en bienes materiales, sino en la calidad de nuestras relaciones y en la paz interior que sentimos. El tiempo y el amor que compartimos con nuestros seres queridos son los tesoros más grandes que podemos poseer.

Santiago Ochoa Moreno

wsochoa@utpl.edu.ec

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *