Se dice que la justicia es independiente e imparcial. Esta afirmación es el resultado de una oración normativa por su contenido en una ley que regula el sistema judicial. No obstante, esta es simplemente una oración normativa que recoge la aspiración de todo ciudadano a la hora de estar sometido a un proceso judicial.
La oración normativa señala el deber ser. Sin embargo, esta dista mucho de la oración descriptiva, que se limita a decir o describir lo que es el caso. En otras palabras, hay una larga distancia entre el deber ser y el ser del sistema judicial en vista de que las aspiraciones de independencia e imparcialidad se agotan al mirar detenidamente las actuaciones judiciales dudosas en la tramitación de la causa (forma) como al revisar el contenido de las sentencias apresuradas (fondo).
Por regla general, las causas judiciales se despachan en orden cronológico. Siguen una secuencia ordenada, un proceso. Empero, ¿Qué sucede si una sentencia se da al ritmo de las declaraciones anticipadas de una de las partes procesales asegurando el triunfo? La conclusión a la que nos llevan estas acciones es simple: se prescindió del orden cronológico. Por otro lado, quedan algunas interrogantes: ¿Cómo es posible que una de las partes afirme públicamente un triunfo que todavía no se ha dado?, ¿Es posible que los ciudadanos confíen en un sistema que no cumple con una lógica establecida?
Adicionemos otro detalle a ese caso donde la prisa persiste. Conformada la sala para resolver el caso, firma un juez que no participó en la audiencia y lo hace en menos de un día. La premura visible provoca que nos preguntemos sobre la velocidad para revisar un expediente de cuatrocientas hojas, escuchar la grabación de una audiencia (40 minutos) y resolver el caso.
La celeridad en la resolución de ciertas causas y las declaraciones públicas anticipadas y coincidentes de una sentencia genera en la sociedad un ambiente de inseguridad jurídica, que repudia esa forma de administración de justicia y aspira que el deber ser sea el ser al momento de adoptar cualquier decisión judicial.
Carlos Orellana Jimbo
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