El derecho a la resistencia nació en la edad media con la promulgación de la primera Carta Magna que data del año 1215; no obstante, otros autores sostienen que nació en Francia, en la época de la Revolución Francesa con la Constitución de 1793; el derecho de toda persona de oponerse y enfrentarse a cualquier acto y/u omisión del poder público, persona natural o jurídica que vulnere o amenace con vulnerar sus derechos. Mas aún, es importante destacar que el derecho a la resistencia es inherente a la naturaleza del ser humano.
En la Constitución de 2008, consta el derecho a la resistencia en el Art 98, que dice: […] “Los individuos y los colectivos podrán ejercer el derecho a la resistencia frente a acciones u omisiones del poder público o de las personas naturales o jurídicas no estatales que vulneren o puedan vulnerar sus derechos constitucionales, y demandar el reconocimiento de nuevos derechos.”[…] Ahora bien, es necesario aclarar que, el Estado ecuatoriano hasta la presente fecha no ha desarrollado normativa e información relacionada con el contenido, ejercicio y procedimiento a seguir frente al derecho a la resistencia; a propósito de aquello es fundamental recordar que el Art 11 de la Carta Magna, determina los principios sobre los cuales se ejercerá el goce de todos los derechos consagrados en la misma.
La palabra resistir, en su etimología latina, deviene de re-sistere en donde re hace alusión a repetición y sistere significa parar o detener; es decir; aquella facultad que tiene una persona para detener una acción que violente o amenace el ejercicio de un derecho y de esta forma evitar la repetición del mismo acto en un futuro mediato. Dicho esto, es fundamental aclarar la diferencia entre resistencia y revolución. La primera es el conjunto de actos, de manera general, que muestran oposición o rechazo a las medidas o acciones realizadas por un ente gubernamental. La segunda acepción hace referencia a una oposición total a las acciones positivas o negativas del poder público que se visibilizan por medio de expresiones violentas. Cuenca es el mejor ejemplo de lo primero, en forma organizada, la sociedad civil -léase: autoridades, indígenas, mestizos, todos- salieron a protestar por el caso Quinsacocha y el Gobierno inició la reversión de la concesión minera; el ejemplo de lo segundo, es el paro indígena que acaba de concluir; para que esto no vuelva a repetirse les deseamos: …buen viento… y buena mar.
Lenin Paladines Salvador
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