Tal como pinta el escenario político actual, en Ecuador se construirá una nueva Constitución, con lo cual se pretende cambiar las reglas del teje y maneje del país (al parecer a conveniencia del actual gobernante) por eso mismo debemos tener muy en cuenta la regresión de los derechos y estar en vilo sobre la redacción del nuevo máximo cuerpo normativo del Estado.
Recordemos que la Constitución del 2008 fue precursora del reconocimiento de la naturaleza como sujeto de derechos y no solamente como un objeto de explotación y extracción de recursos; los artículos 71 y 72 de la carta magna establecen que la Pachamama tiene derecho a que se respete de manera integral su existencia, así como el mantenimiento y regeneración de sus ciclos vitales, su estructura, sus funciones y procesos evolutivos. Entonces el Estado tiene la tarea de velar por la protección y restauración de la naturaleza y sobre todo que sea reconocida como sujeto y no como objeto.
Que con la nueva Constitución se pretenda omitir tales avances, representaría una regresión a derechos adquiridos, implicando retrocesos normativos y jurisprudenciales que, con la derogación o modificación de leyes, causarán daños ecológicos y afectación a generaciones futuras. Con lo que hemos observado, el “Nuevo Ecuador” busca dejar instaurando y aprovecharse de un modelo de extracción agresivo de los recursos naturales, a costa de dejar pueblos con graves problemas de contaminación y por ende sin oportunidades de desarrollo sostenible.
Benjamín Ludeña Guamán
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