Ecuador no necesita enemigos, nos bastamos solitos. Aquí nadie lee sobre política, pero todos opinan. Si preguntas por la consulta popular te miran como si hablaras en ruso. Eso sí, todos saben quién ganó Miss Universo, qué influencer terminó con quién y cuántos goles metió la Tri. Prioridades, dicen.
Nos encanta el chisme, porque pensar da trabajo. Y claro, informarse no da likes. Es más divertido indignarse en redes después, cuando ya aprobaron algo que ni sabías que votaste. Ahí sí: “¡Qué barbaridad este país!”. Pero antes, estábamos muy ocupados viendo si la candidata tenía celulitis o si el árbitro robó.
Así vivimos: con el país incendiándose y nosotros echando más gasolina desde el sofá. Con suerte compartimos un tuit “profundo” y ya nos sentimos patriotas. Mientras tanto, los mismos de siempre deciden por nosotros, felices, porque saben que el pueblo está distraído con realitys y farándula.
Y así llega otro referéndum, otra elección, otra decepción. Nos quejamos, gritamos “¡basta!”, y al día siguiente volvemos al meme, al chisme, al olvido.
Porque aquí la democracia no muere a balazos, muere de aburrimiento. Y nosotros somos los sepultureros, con el celular en la mano, esperando la próxima noticia absurda para distraernos del país que dejamos caer.
Si no tomamos las riendas del país, luego no nos quejemos de lo que pasa. Si tú no haces política alguien la hará por ti. Y créeme, tus intereses y los de ellos no van a ser los mismos. La omisión de acción también tiene consecuencias y tendrás que asumirlas.
Victoriano Suárez Álvarez
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