Un día menos

El voto no fue a favor de mantener el número de asambleístas ni de blindar el financiamiento a los partidos. El voto fue contra el presidente: contra sus errores, su prepotencia, su nepotismo, su inoperancia.

Cuando la gente marca “No” en todas las casillas, está expresando su indignación por la falta de empleo, está expresando su malestar por la injerencia extranjera en un territorio soberano, está expresando que el sueldo se evapora antes de fin de mes, está expresando que no quiere más pretextos ni trofeos políticos en víspera electoral. Es una expresión al margen de cualquier “ismo”. No responde al vaivén de las banderas; responde a la urgencia de un proceso unitario que genere cambios estructurales más allá de las ideologías.

 Los cuadros más perversos del círculo deben ser depuestos: no necesitamos burócratas de la salud con conflictos de interés por las empresas que controlan. Y, sobre todo, no debemos aceptar votar por algo que ni siquiera conocemos. Con la actual Constitución se capturó a Fito y se lo extraditó; sin embargo, con esta Constitución también se abusó del poder. El problema no está en el papel, sino en quienes lo usan como coartada.

El país no necesita militares premiados con bonos y sueldos adelantados. El país necesita salud de calidad, educación garantizada, empleo digno, reformas para enfrentar la inseguridad y modernizar instituciones. El país necesita que dejen de matar ciudadanos en cada esquina y que la mentira deje de ser código de gobierno. La gente enfrenta la desidia diaria, y cada día que pasa podría ser el inicio del final si no se empieza a gobernar.

David León Ortega

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