Madre, legado de amor y fortaleza

No es un secreto que la labor de una madre es sinónimo de amor y también de sacrificio. Ser madre constituye una entrega del corazón, la capacidad de encontrar fuerzas cuando parecen agotadas y de mantener la entereza incluso en los días más difíciles. Su mirada refleja la entrega más férrea, su voz es guía y sus brazos son el abrazo que nunca faltará.

Desde pequeños, Taty y yo nos sentimos amados y protegidos por tus manos, por tu valentía y por tu dulzura. Supimos que cada reto lo transformaste en oportunidad y cada caída en enseñanza, regalándonos siempre la certeza de tu amor incondicional.

Tu ejemplo siempre nos mostró que la verdadera fortaleza no se mide en palabras, sino en actos. En las noches de desvelo, en los días de trabajo incansable, en esos gestos que parecían pequeños pero que marcaron nuestra historia. Gracias a ti aprendimos que la paciencia es virtud, que la bondad abre caminos y que el amor, es la raíz de todo ser humano.

Hoy no solo celebramos tu cumpleaños, sino también la huella imborrable que has dejado en nuestras vidas. Este homenaje es un reconocimiento a tu entrega, pero también una promesa de honrar tu legado. Ser tus hijos es el mayor privilegio que la vida nos ha dado y no hay día en que dejemos de sentir orgullo por la historia que construiste en nosotros con tanto esfuerzo y dedicación.

¡Feliz cumpleaños, Carmita! Que la alegría y el amor que brindas regresen multiplicados y que la vida te recompense con la misma generosidad que te define.

Néstor S. González Marca

nestor.gm.loja@hotmail.com

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