La protesta no es causa, es efecto

En marco trágico y triste para el país, nuevamente las imágenes desgarradoras de muertos y heridos se toman las redes y las crónicas temerosas de una parte de los medios.

La otra parte inevitablemente esconde estos episodios, y disimula la debacle con altisonante descaro, como si este país no tuviera ya suficiente desdén por su propio pueblo, como si en las calles y en las comunas solo existiera gente atronadora y bárbara, como si los indígenas y manifestantes fuesen basura de pavimento, como si el dolor y la necesidad de uno no fuese problema de todos.

Así es fácil Gobernar diría un “ajedrecista”, no superemos la polaridad sino profundicémosla, en un país tan pequeñito, resultan que existen malditas escorias, chusma, agitadores, pobres ignorantes, y “gente de bien” que solo quiere la paz, pero a coste de la opresión.

Y así nos dominan, nos enseñaron a odiar al diferente, a que no debe existir otra forma de pensar, a que las minorías no deban expresarse, al fin y al cabo, son “Minorías”. Pensar en magia y arcoíris, pero de una sola tonalidad, a desvanecer cualquier atisbo de contraste, es una magia donde solo hay voz para los halagos y servilismo.

La palabra solo la tiene un sector, ¿Democracia, Instituciones, Constitución Para Qué? Si con una consulta popular basta; la ligereza e improvisación es mejor que un análisis complejo y sesudo. Al parecer la disposición es: Resolver fácil y por la fuerza, y en ese escenario una protesta desbarata aún más una sociedad ya colapsada.

¿Quieres terminar la Manifestación? Escucha las causas de la misma, probablemente la indignación, la desesperanza, la misma pobreza y la violencia con que se gobierna sean los detonantes.

Jorge Ochoa Astudillo

jorge8astudillo@gmail.com

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *