El 26 de septiembre, Día de la Bandera Nacional, nuestro glorioso tricolor fue celebrado con apoteósicas manifestaciones de respeto y pleitesía, en todos los centros educativos de la patria, y en el país en general, porque ella representa lo más digno, honorable y grandioso que tiene el Ecuador que, como símbolo, nos causa la más grande fruición cívica que pueda vivir un ecuatoriano.
Una breve historia de nuestra bandera nos recuerda que la primera fue la bandera roja del primer grito de independencia en 1809, luego la del 9 de octubre de 1820 y la adopción del tricolor colombiano en 1822; más tarde una bandera celeste y blanca entre 1845 y 1860. Finalmente, en 1860, se reinstauró el tricolor amarillo, azul y rojo, y la Convención Nacional de 1900 oficializó el diseño actual con el escudo de armas. En síntesis, son 125 años que enarbolamos la actual bandera que pasea sus gestas y su gloria por todo el territorio patrio.
Y, este glorioso tricolor, se constituye en el galardón más anhelado por miles de estudiantes de tercero de bachillerato de los establecimientos secundarios del país (régimen Sierra y Amazonía) que, cada 26 de septiembre, proclaman al Abanderado del Pabellón Nacional, distinción que ostenta el o la estudiante que durante su vida estudiantil se haya destacado por su hábito al estudio para obtener las más altas calificaciones en la parte cognitiva y un comportamiento destacado para ser prototipo ante sus compañeros. Las banderas de la Ciudad y del Colegio, se entregan para los dos estudiantes que obtienen los siguientes niveles de rendimiento académico, aparte de seis escoltas, dos por cada emblema.
Sin duda, un reconocimiento que enorgullece a quienes lo consiguen y a sus progenitores y familiares; obviamente a los docentes que, con su mística profesional, forman notables bachilleres para la Patria. Como parte culminante de las programaciones cívicas del 26 de septiembre, los estudiantes próximos a graduarse, hacen su juramento al Sagrado Tricolor prometiendo su vida en caso de que, la defensa de la heredad territorial, así lo exija; ahora mismo, frente a los difíciles momentos que vivimos, necesita de la unión de todos los ecuatorianos para reivindicarla.
Darío Granda Astudillo
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