Concluido el trámite ante la Corte Constitucional -con los tropiezos que son de dominio público- el CNE deberá incluir en el referéndum del próximo 16 de noviembre del año en curso, una pregunta de consulta popular que dice: […] “¿Está usted de acuerdo en que se convoque e instale una Asamblea Constituyente, cuyos representantes sean elegidos por el pueblo ecuatoriano, de acuerdo con las leyes electorales previstas en el Estatuto Constituyente adjunto, para elaborar una nueva Constitución de la República, la cual entrará en vigencia únicamente si es aprobada posteriormente por las y los ecuatorianos en referéndum?” […] Pregunta que debería ser respondida en las urnas, previo un análisis responsable y orientado a través de una cátedra popular que cubra todos los sectores de la sociedad civil.
Es necesario recordar al pueblo que, el poder de reformar la Constitución es un poder constituido, un poder creado y regulado por la Constitución, teniendo limitaciones formales y materiales. Es decir, el poder de revisión constitucional no es el poder constituyente, sino un poder constituido, sometido a la Constitución, aunque se trate del poder dotado de la máxima eficacia jurídica entre todos los previstos en el ordenamiento actual, este tiene límites, salvo que se manifieste como un poder extra y contra ordinem, lo cual es inadmisible en el marco del “Estado Constitucional de Derechos y Justicia” que proclama nuestra actual Carta Magna.
La campaña electoral que promoverá el CNE y la que realicen las organizaciones políticas que se inscriban para la misma, nos dirá -ojalá con claridad meridiana- por qué votar Sí; o por qué votar NO, respecto de conformar una Asamblea Constituyente. Si la respuesta es favorable a la pregunta, seguiremos por el segundo paso, esto es, designar a 80 Asambleístas Constituyentes (Loja, según lo dispone el Estatuto, tendrá dos Asambleístas Constituyentes Provinciales) quienes tendrán la tarea de diseñar una nueva Constitución en el plazo de 180 días. Una vez concluido este trabajo, el CNE nos llamará a las urnas para que, previo un análisis responsable y ampliamente debatido, los ecuatorianos respondamos a un nuevo referéndum, esto es, aprobar el texto constitucional que hemos leído, debatido, consultado o estudiado.
El camino recién empieza, cada etapa, cada paso en este nuevo ensayo democrático, debe ser ejecutado con absoluta responsabilidad; solo así encontraremos un nuevo norte a la institucionalización del país; para que esto suceda les deseamos: …buen viento… y buena mar.
Lenin Paladines Salvador
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