A la fecha, cada ciudad cumple con restricciones específicas, en relación a la pandemia y siempre está en nosotros seguir estando en la capacidad de poder decidir, guiados por nuestros instintos; si es mejor quedarse en casa o volver a la nueva normalidad, para conseguir bienestar. En el cumpliendo mi decisión de quedarme en casa, por seguridad personal y de los míos, escuchaba la esperanza de Juan Valderrama, en su hermosa canción titulada, “Que vuelva”. Aquí un pedacito:
“Que vuelvan, los besos, las risas, las voces y los bares llenos
que vuelva el abrazo, el aplauso, los soles, que vuelvan por Dios
los niños al cole, que vuelva la alegría se vaya la pena,
canta y no llores, que lo malo se va en un suspiro y amargarse
no vale la pena, que la vida está llena de cosas pequeñas,
que le dan sentido, que vuelva a escuchar una buena noticia
y al despertarme sentir tus caricias”.
Quienes entienden el comportamiento del ser humano, coinciden en que después de pasar por una situación traumática como la que vivimos, es imposible volver igual que antes, porque significaría regresar a un pasado, que ya no existe; es por eso que creo que para volver a la normalidad, primeramente debemos abandonar el pasado y mirar hacia adelante, impulsándonos más que nada, con un honesto deseo de empezar de nuevo.