Receta o necesidad

Sean menores o mayores las actividades que el Estado desempeñe necesita recursos económicos; es decir, necesita ingresos para financiar sus gastos. Este sistema de cuentas es lo que se llama el Presupuesto General del Estado. Si los ingresos son iguales a los gastos tenemos un equilibrio fiscal; si los ingresos son mayores a los gastos tenemos un superávit fiscal; y, si los ingresos son menores a los gastos tenemos un déficit fiscal.

Los impuestos juegan un papel esencial en la política fiscal, ya que su recaudación constituye una fuente de financiamiento del gasto público y permite la redistribución de la riqueza en la perspectiva de la equidad social. No obstante, la aplicación de impuestos tiene un límite: su incidencia negativa en el ahorro, inversión, empleo, producción y consumo.

Buscar el equilibrio fiscal siempre será lo recomendable en un sistema económico, independientemente de la ideología o el proyecto político de quienes administren temporalmente el Estado. Es una cuestión de sentido común y una necesidad ineludible.

Esta meta, técnica y socialmente justificada, no puede ser deslegitimada y calificada como una “receta” del Fondo Monetario Internacional, como lo repiten las catarnicas de la izquierda jurásica. El Ecuador tiene un déficit fiscal estructural (permanente) y las autoridades gubernamentales están obligadas a buscar el equilibrio fiscal: no hay otra forma de despegar hacia el desarrollo económico.