Pobrismo, el discurso de moda

El pobrismo es una forma de pensar y de vivir la vida, se fundamenta en la exaltación de la pobreza, el pobrista está convencido y tratar de convencer al resto de que la carencia es una virtud, uno carece, entonces uno es pobre y por consiguiente humilde e indefectiblemente uno es gente buena.

Las bases morales de esta forma de pensamiento vienen dadas desde siempre, son milenarias, sobre todo en los pueblos de influencia judeo-cristiana, ideas como “los últimos serán los primeros” y “ningún rico entrará  al reino de los cielos”, son frases lapidarias que golpean el subconsciente de los pueblos latinos principalmente.

Pobrismo es rechazar el crecimiento y el desarrollo, es querer mirar para atrás, hacer para atrás,  porque esta forma de pensar ve en la riqueza la semilla del mal.

Contrario a lo que podríamos pensar, los principales enemigos del pobrismo son los mismos pobres, claro, aquellos que quieren dejar de serlo, aquellos pobres que no ven su pobreza como una virtud, sino, como un estado temporal de sus vidas del cual necesitan salir, aunque este deseo los convierte en desclasados, aburguesados o “pelucones chiros”, cualquier insulto  vale para descalificar a aquellos que quieren abandonar la huestes de la “gente buena”.

De cara  al proceso electoral que se avecina, los candidatos de la corriente pobrista, apelaran a discursos incendiarios de repatriación de recursos que no les pertenecen, otros apelaran al  pachamamísmo irracional  como  antítesis a la economía de mercado, la globalización y cualquier corriente económica que objetivamente apunte a reducir efectivamente  la pobreza y no a enaltecerte.

El pobrismo y su amor por los pobres buscará perpetuar la dependencia de millones de almas sumidas en la miseria, a través de las migajas del asistencialismo, del cual ellos pretender ser parte activa.