La procrastinación, sabotaje a nosotros mismos

Procrastinar es algo tan común como difícil de pronunciar. Consiste en aplazar las tareas o decisiones importantes, y hacer en su lugar algo que nos produzca una satisfacción inmediata. Por ejemplo, yo tendría que estar escribiendo este artículo, pero de repente me parece extremadamente urgente limpiar mi cuarto, son estas distracciones las que nos invitan a procrastinar. Este tipo de comportamiento es autodestructivo, el que     nos            acarrea consecuencias negativas y sin embargo, no conseguimos evitarlo. Los estudios indican que al menos el 20% de los adultos y el 50% de los estudiantes consideran que tienen un problema grave de procrastinación. Pero sin llegar a casos extremos, se calcula que entre un 80 y un 95% de los estudiantes lo sufren de una forma u otra, tanto es así que se llama el síndrome del estudiante. La falta de autocontrol de la procrastinación pone la satisfacción inmediata (mirar Facebook, ver una temporada entera de una serie en Netflix) por encima de otros fines que son desagradables a corto plazo (trabajar en el proyecto pendiente, ir al gimnasio) pero que indudablemente tienen beneficios posteriores. En definitiva la procrastinación es la distancia entre lo que tenemos intención de hacer y lo que de verdad hacemos. La buena noticia es que podemos vencerla, con entrenamiento, disciplina y ganas de lograr nuestros verdaderos objetivos sin distractores que los puedan aplazar. Y tú seguirás ¿Procrastinando?